Los drones también se despistan
Este pasado fin de semana el cielo de Barcelona se iluminó con 200 drones en motivo de las fiestas de la Mercè 2023. La verdad es que fue espectacular verlo por primera vez, los drones dibujaron figuras geométricas, planetas e incluso construyeron alguna palabra al son de una banda sonora completamente integrada. Todo muy bien coordinado, pero hubo un par de detalles que ilustran tanto el potencial como las limitaciones de esta tecnología.
Vamos a por las limitaciones que es a por lo que habéis venido. El espectáculo se quedó corto, duró unos 10 minutos, y la gente se quedó con ganas de más. En realidad, eso es bueno ya que es indicativo de que gustó, pero es una limitación que hay que tener en cuenta. Un dron puede volar 30 minutos de media, eso es lo que duran las baterías, si le sumamos el tiempo de preparación del evento es comprensible que el espectáculo durara lo que duró.
Otro elemento a tener en cuenta es la velocidad a la que iban los drones. A más velocidad más figuras y más espectáculo, a menos velocidad menos de todo. Pues bien, no sé si se vieron afectados por el límite de velocidad del área metropolitana de Barcelona, estaban pasando por una Zona 30 o cogieron el coche de San Fernando, pero des de luego muy rápidos no iban. A menos que el espectáculo estuviera específicamente diseñado de esta manera, es lógico deducir que esta es otra limitación de la tecnología.
Por último, y con esto acabamos con las limitaciones, parece que algunos de estos apartaos tienen vida propia; uno decidió no encender las luces ya de buenas a primeras, o simplemente no se presentó a la fiesta, es difícil saberlo ya que no se le veía en la oscuridad; pero faltaba uno seguro. Otro desertó la formación como el que no quiere la cosa a los pocos minutos de empezar. Eso sí, se dio un buen paseo por el litoral catalán, dio mucho que hablar, sin duda alguna el protagonista de la noche. Es un alivio saber que no estamos solos en esto de tener un mal día, los drones también se despistan.
Bromas aparte, es evidente que se trata de una nueva tecnología y que la complejidad de coordinar todos los drones debe de ser un verdadero dolor de cabeza. Lo que está claro es que mejorará muchísimo en los próximos años y su límite es el cielo, nunca mejor dicho.
Y ahí viene la parte interesante, y con esto acabamos. Alguno podría pensar que esto es la versión 2.0 de los fuegos artificiales. Sin duda comparten varias características, pero hay una diferencia que los deja en categorías completamente distintas. Los drones son capaces de transmitir un mensaje. Su potencial a nivel de canal de comunicación es enorme. Tendríais que haber presenciado la reacción del público cuando los drones escribieron “Barcelona” junto al diseño de la flor de las típicas baldosas de la ciudad. Puig i Cadafalch estaría orgulloso. La gente se emocionó, y yo también.
A día de hoy, un canal de comunicación que consigue hacer caer la lagrimilla no tiene precio. Y ahí va la pregunta del millón: ¿Quién acabará aprovechándose de esta herramienta tan poderosa? ¿La multinacional de turno? ¿Organizaciones políticas? Seguro que sí. Pero por suerte (o desgracia) el espacio aéreo está regulado por las instituciones públicas y, en consecuencia, estas pueden decidir quién acaba usándolo. Ya tenemos algún ejemplo de organizaciones de la sociedad civil que han obtenido permisos para utilizar esta tecnología. Echadle un vistazo a la campaña que lanzó Avaaz coincidiendo con la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado 15 de setiembre; 1000 drones sobrevolando Nueva York con un mensaje claro: Proteger la Amazonia.
El cielo ya es un nuevo espacio publicitario, esperemos que las instituciones pertinentes lo regulen con cabeza y no lo acaben vendiendo a los de siempre.
En todo caso, Felicitaciones a la organización de la Mercè 2023 y a Flock Drone Art, a pesar de los contratiempos “Geometrics x200” fue un éxito.